el impacto de la danza

El impacto de la danza en la estructura cerebral

Estudios recientes investigan sobre los beneficios y las modificaciones a nivel cerebral que tiene la práctica del baile. Además de ser un arte que permite conectar con nuestras emociones e interioridad, el impacto de la danza sugiere que incluso podemos desarrollar habilidades cognitivas mediante la neuroplasticidad.

Recuerdo haber visto hace unos años un video viral que me impactó completamente: una mujer de tercera edad en una silla de ruedas realizando un delicado port de bras del Lago de los Cisnes. Lo que más me impresionó, es que ella padecía de un grave deterioro cognitivo y al escuchar la música volvía a los años 70’, en los que brillaba en el escenario. Marta González Saldaña fue Primera Bailarina de la Escuela Superior Nicolay Yavorsky de Nueva York y su fascinante historia me llevó a preguntarme la relación entre la danza y su impacto a nivel cerebral.

El movimiento es vida, pero ¿te has preguntado por qué? La danza es un arte que combina musicalidad, coordinación, memoria, gracia, entre otros. Sin embargo, además de su característica cultural, es una actividad con múltiples beneficios en nuestro cuerpo. Si bien, innegable que el ejercicio está relacionado a salud y bienestar, el impacto de la danza repercute incluso a nivel cerebral. Estudios indican que podría ser potencialmente beneficioso para prevenir enfermedades como Alzheimer o incluso como tratamiento para el Párkinson.

Detrás de la delicadeza y dulzura de una bailarina de ballet, o de la fuerza y actitud de un bailarín de danza urbana, hay numerosas conexiones neuronales que activan tareas cognitivas y sensomotoras. Es un trabajo conjunto en el que actúa la fuerza, memoria y coordinación para moverse siendo consciente del propio cuerpo y su entorno.

Impacto de la danza en la neuroplasticidad

En primer lugar comencemos definiendo el concepto de neuroplasticidad. Los autores Pichiorri y Mattia planteaban en el 2020, que se refiere a la capacidad de modificar las conexiones neuronales. Este proceso abarca todos los cambios que ocurren en el Sistema Nervioso Central (SNC) a lo largo de la vida de una persona. Además, es la base de la memoria, la adquisición de habilidades y de la recuperación de lesiones.

Al asistir a una clase de danza usualmente prestamos atención a los movimientos que hace el profesor, luego intentamos hacerlos lentamente. Al cabo de un momento podemos hacerlo con música y con varias repeticiones lo incorporamos a la secuencia completa. Jordi A. Jauset planteaba en el 2016, en el artículo «Música, movimiento y neuroplasticidad», que todo este proceso involucra complejas tareas cerebrales: “visuales, cognitivos (atención), motores (ejecución, coordinación, ritmo), espaciales, musicales (si danzamos con música) y emocionales. Todo ello, sorprendentemente, se sucede en unos pocos segundos.”

Cambios estructurales en el S.N.C

El estudio “Nuevo marco para la rehabilitación – fusión de la rehabilitación cognitiva y física: la esperanza para el baile”, sostiene que los cambios estructurales del cerebro se producen en:

  • Hipocampo
  • Áreas corticales motoras
  • Lóbulo parietal
  • Putamen
  • Cerebelo
  • Corteza frontal inferior (neuronas espejo)

Por otro lado, la investigación publicada el 2019, «Danza para la neuroplasticidad», sugiere que otro de los cambios estructurales del sistema nervioso incluye “aumento del volumen del hipocampo, volumen de materia gris en el paracentral izquierdo y giro hipocampal, e integridad de la materia blanca”. Justamente, la sustancia blanca es aquella que favorece la comunicación entre las diferentes partes del cerebro. Se ha comprobado que su degeneración es una de las causas del declive cognitivo, pues de ella depende la rapidez con que el cerebro procesa información. Esta es una de las bases para explicar cómo la danza previene la degeneración neuronal.

Estudios sobre el impacto de la danza en enfermedades degenerativas

Una investigación del New England Journal of Medicine del 2009, afirma que la danza “aumenta la reserva cognitiva y, por tanto, podrá ser un buen protector ante la degeneración neuronal”. Además, afirma que bailar con regularidad reduce en un 76% el riesgo de demencia en la tercera edad. Esto se debe a que es una actividad que aumenta la complejidad de las sinapsis y los circuitos neuronales, obligando al cerebro a “reinventarse” cada vez que se practica.

Por otra parte, un estudio del Centro Alemán de Enfermedades Degenerativas de Magdeburg publicado en el 2017, concluyó que la danza puede revertir el deterioro cerebral con los años. En este estudio se comparó a dos grupos de adultos mayores, quienes practicaron danza y actividades deportivas por más de 18 meses. En ambos grupos se notó una diferencia en la región cerebral del hipocampo, aumentando su tamaño. Sin embargo, solo el grupo de baile presentó, además, una mejora en su equilibrio.

Más allá del carácter cultural que conlleva la danza, es una actividad que involucra complejos procesos cognitivos. Entre ellos, el factor emocional juega un rol fundamental. Para los bailarines, la danza es más que un ejercicio, es un arte que permite transmitir emociones, un lenguaje. Bien lo sabía Marta González, quien, tal como la Reina de los Cisnes en la obra de Tchaikovsky, se transformaba con la música, sumergida en un trance recordando su pasado.

Video viral de Marta González

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